¿Fútbol, no?

Buenos días, queridos transeúntes de la calle de la amargura. Me despierto con un cielo gris como el interior de las cajas de condones (apreciación adquirida después de muchos años de buscar premio en el interior), y dudo entre coger la bolsa del fútbol o el paraguas y el impermeable. Dudo y sigo dudando por unos minutos, hasta que un vecino se planta ante mi puerta y sorprendentemente me propone una solución: desenvainamos las pollas y el que la tenga más larga decide. Como no tengo demasiada confianza con el vecindario, me retraigo, le invito a abandonar mi domicilio, pero él, mucho más decidido y ya con la verga fuera, me atiza un pescozón y me baja la bragueta. Hay que jugar el todo por el todo.
Me bajo el calzoncillo y le muestro mi herramienta, a estas horas de la mañana no hay vida por debajo del estómago, así que la medición es vergonzosa. El tipo no parece cohibido, de hecho, hasta ese momento no me había dado cuenta de que su cuerpo tan sólo está cubierto por unos correajes y unos guantes de cuero. De entre sus muslos asoma una pieza no mucho mayor que la mía, sonrío al presumir que la cosa va a estar discutida, pero el canalla da un golpe de cadera y el rabo se le desenrosca pierna abajo como una manga de repostería. Supera la cara interna de los muslos, se enrosca en la rodilla como una boa y sigue su descenso hasta los tobillos, donde se detiene dando un fuerte latigazo. Tiene un piercing en el capullo del que pende un cartel con algo escrito en letra pequeña. Me arrodillo para leer el mensaje: "Ya que estás de rodillas, te voy a empetunar, gilipollas. Después te coges la bolsa de fútbol y esta tarde se lo cuentas a tus amigos".Tengo la bolsa, me han asaltado la trastienda, llueve pero ya no me importa. ¿Fútbol, no?

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2 Responses to “¿Fútbol, no?”

david dijo...

Evidentemente, dedicada a mi amigo Jose.

Anónimo dijo...

Las carcajadas todavía se oyen por todo el Carrer de Sants. Menudo cabrón, vaya correo!