Pasa la vida

La simpleza del tiempo es que pasa sin que tú hagas nada a cambio. La única rebeldía puede ser morir, y ni eso, porque el reloj no se detendrá, no te prestará ni un segundo de atención, no perderá la cuenta, no le pondrá tu nombre a una hora del día.

De manera que el único acto heroico, el gesto más original, sería aprovecharlo, apurarlo hasta el borde, a sorbos o a bocados, hasta el día en que te levantes sin ganas de vivir. En ese instante, cuando comprendas que no es el tiempo lo que importa, descubrirás que ya es demasiado tarde.



This entry was posted on jueves, abril 12, 2007. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.